LOS GIGANTES DE VORONEZH
La prensa de medio
mundo replicó al instante la sorprendente noticia suministrada por la agencia
TASS aquel 9 de octubre de 1989. Según aquella primera información que los
periodistas occidentales se afanaban en confirmar, una nave extraterrestre había
aterrizado a plena luz del día en un parque ruso, ante la atónita mirada de
decenas de testigos que contemplaron el descenso y las evoluciones de sus
desconcertantes tripulantes. Nacía para no ser resuelto jamás, el caso Voronezh.
Lo que los habitantes de Voronezh relataron nadie podrá comprobarlo jamás, pero
los presuntos alienígenas parecen haber dejado pruebas que ahora toca
analizar.
Ángeles Bandress, redactora
de TVE2 para su informativo
La
ufología soviética no volvería ser la misma a partir del incidente de Vorozezh,
algo que incluso los observadores más sesudos no durarían en rubricar. El
encuentro cercano con aterrizaje incluido en medio de un concurrido parque
terminaría convirtiéndose, a partir de los testimonios iniciales y merced al
paulatino enriquecimiento con detalles a cual más sorprendente, en un relato
cada vez más increíble que terminaría por minar la fiabilidad ufológica del
mismo, revelándose ante los analistas sociales como una expresión más de la
Perestroika. La cuestión radicaba, y aún hoy lo hace, en determinar a qué tipo
de expresión en concreto podía obedecer semejante episodio mediático. A todas
luces parecía increíble que una agencia como TASS, durante décadas portavoz
oficiosa del bloque soviético y con fama de escrupulosa sobriedad informativa,
diera cuenta al mundo de manera tan rotunda, diáfana y colorista del aterrizaje
de una nave alienígena tripulada, algo que con justicia aunque admitiendo
discrepancias podría ser definido como la noticia más importante de la historia
de la humanidad. ¿Otro síntoma del aperturismo y la democratización catalizada
por Mijail Gorvachov, decisivo impulsor de una Perestroika capaz de transmitir
al mundo la existencia de vida inteligente en el Universo interesada en
visitarnos? ¿O tal vez una tosca pero eficaz maniobra de distracción informativa
en un momento delicado para el movimiento aperturista soviético?
Quizá la
respuesta se encuentre precisamente a medio camino, aunque por lo que parece,
muy lejos del ámbito extraterrestre.
PEDRO RIVAS
ROTH
RECOPILACIÓN
TV2